Se trata de una mágica creación de Gaudí, el gran arquitecto del modernismo cuyas obras se han convertido en uno de los grandes atractivos de una visita de Barcelona.
El señor Güell era un gran empresario del textil inmensamente rico que creó una colonia para sus trabajadores.
Güell le encargó a su amigo Gaudí construir con absoluta libertad creativa y sin límite de gasto una iglesia para dar servicios religiosos a los trabajadores que iban a habitar en dicha colonia.
Esto propició que la iglesia de la Colonia Güell se convirtiese en el laboratorio de diseño de Gaudí, donde el famoso arquitecto catalán pudo experimentar diferentes soluciones pensando en la gran obra de la Sagrada Familia de Barcelona.
Se trata de un edificio en el que no existe ningún tipo de orden ni patrón; por poner un ejemplo, cada columna es distinta, tanto en lo referente a los materiales de construcción, como a su inclinación.
¡Una auténtica locura!
En palabras del propio Gaudí, gracias a haber construido esta iglesia le fue un poco más fácil abordar el proyecto de la Sagrada Familia.